“Episodio de una mamante que irriga el desierto”
(2025)
Resina UV y agua.
Medidas variables



Esta serie de obras rescata el mito popular y pagano de la Difunta Correa. La leyenda narra la historia una mujer que, durante las sangrientas guerras civiles en la Argentina del siglo XIX, atravesó el desierto con su hijo recién nacido en busca de su esposo.  Sin embargo, en el camino encontró la muerte, aunque milagrosamente su bebé de pocos meses sobrevivió alimentándose de su pecho inerte. El relato trascendió y ella se convirtió en objeto de culto cuando sus devotos comenzaron a dirigirle peticiones que, según la tradición, eran efectivamente cumplidas por esta nueva santa pagana. Desde entonces, en sus altares se dejan botellas de agua como un modo de calmar la sed insaciable que deja la muerte en el desierto.

La Difunta Correa condensa una serie de rasgos que podrían asociarla a una virgen cristiana, en relación con su maternidad sacrificial y su milagro capaz de desafiar la muerte, dando lugar a un cuerpo híbrido, vivo y muerto a la vez. Sin embargo, su representación contiene elementos que podrían considerarse indecorosos o poco habituales: popularmente se la representa como una mujer yacente, de grandes pechos, de los cuales su hijo se alimenta con avidez. A diferencia de cualquier virgen o santa, Correa es una mártir de cuerpo horizontal, cuyo poder simbólico reside en su pecho expuesto.

Las botellas plásticas, que son cuerpo y a la vez ofrenda, vuelven el agua, la sangre y la leche materna un mismo fluido simbólico.